Ingredientes:
1. 1 cucharada sopera de coraje, de ese que se reconoce con la valentía, del que pica mucho, pero no de ese que se le parece al enojo, de ese, hablaremos más tarde.
2. 2 tazas, las más grandes, hondas y viejas; llenas de recuerdo.
3. 3 litros de sensibilidad. Joven, tiene usted que ser receptivo.
4. Una pizca de terror, de ese que nadie quiere encontrar.
Necesitaremos cernir, amasar, mezclar, dividir, hornear y al final, muy a mi pesar, tragar. El sabor no será excepcional, no le encantará, es una descarga de rencor, directo a las papilas gustativas del corazón.
Modo de preparación:
Para iniciar, ocupe un molde, uno hondo, que permita que todo se vaya al fondo y cale como los mejores sabores, que se impregne del olor y el sabor tanto, que también el molde sea capaz de decir: ¡Maldito, te odio!
Ponga dentro el coraje, la sensibilidad y el terror, no se pase, aunque es al gusto, el terror le da un sabor aún peor.
Use el colador, vamos a cernir las tazas del recuerdo, péguele bien al instrumento, hágalo retumbar, que el recuerdo salpique todo, que se sienta bien, cerca y sin miedo, que se note su presencia, hágalo bien, si llega entero, puede matarnos, es una estocada directo a la yugular.
Mezcle muy bien con las manos, siéntalo todo y deje que le recorra hasta por los poros, amáselo y tendrá una pasta, parecida a una masa, pero más aguada, más pegajosa y mucho más desagradable; déjela reposar, también le hace bien respirar.
Pasadas dos horas, divídala en montones iguales a su mano, dicen que esa es la medida del corazón y del estómago, todo lo que a ellos debe llegar y quiere llenar, debe ser de la proporción exacta.
Usaremos una bandeja, acomode su rencor y horneelo a la temperatura más alta que pueda, que el calor queme el terror, que haga que su horrible sabor desaparezca y lo impregne el de la valentía, que se apodere y que ese coraje sea tomado en serio y justo antes de quemarse ¡sáquelo rápido!
Y ahora sí.
¡A tragar!
Usted sabrá que está en su punto cuando sienta las lágrimas por sus mejillas transitar, sentirá que desde el estómago salen como cochinillas a toda velocidad, haciendo una revuelta en todos sus adentros hasta llegar a sus ojos, quienes van a salpicar, pero todo saldrá por su boca.